Verano y piel

Debemos tener en cuenta que nuestra piel se encuentra protegida por ropa durante todo el año y que es en verano, coincidiendo con la exposición solar es más intensa, cuando la exponemos directamente y durante un mayor número de horas. Debemos por tanto preparar la piel en verano de forma progresiva para que pueda hacer frente a este periodo del año de una forma sana y segura.

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Verano y piel

A continuación, recogemos en una serie de preguntas sobre las dudas que suelen tener nuestros pacientes, relacionadas con su piel durante el verano.

¿Cómo podemos llevar un correcto cuidado de la piel en verano?

La piel necesita limpieza, hidratación y protección solar, que como es obvio, es más importante y necesaria en los meses en que la luz solar incide con más intensidad y la protección con ropa es menor como ocurre en verano.

¿Cómo hay que elegir la protección solar adecuada a cada persona?

La protección solar de cada persona depende del tiempo en que se va a estar expuesto a las radiaciones ultravioletas, de la intensidad de las mismas y sobre todo del tipo de piel de cada persona. Así, no es lo mismo estar expuesto al sol una hora que cinco, ni que sea abril o julio, ni que la exposición sea a las 9 de la mañana o a mediodía, y sobre todo que la piel del paciente sea muy morena o muy clara.

Se sabe que las personas de piel clara se queman al sol más fácilmente porque tienen menos protección de melanina en su piel y esto supone un factor de riesgo para el desarrollo de cáncer de piel. Por tanto, aunque se pueden dar consejos generales para la protección solar, esta debe ser individualizada dependiendo de diversos factores.

Lo que sí es conveniente saber es que el factor de protección solar (FPS) que se especifica en los protectores solares no hace referencia directamente a un mayor grado de protección frente a la radiación ultravioleta, sino a un mayor tiempo en el que nuestra piel se encuentra protegida de la radiación tras su aplicación.

¿Hay que huir del sol o podemos tomarlo siguiendo unas pautas determinadas?

El sol es una fuente de energía y de vida para el planeta y para los individuos que vivimos en él. Además, la radiación solar es beneficiosa para la prevención de determinadas enfermedades e incluso para el tratamiento de distintas patologías dermatológicas. Sin embargo, el exceso de exposición solar está en clara relación con el cáncer de piel, lo que hay que tener en cuenta sobre todo en personas de piel poco protegida. Las pautas establecidas como ya se ha dicho dependen de distintos factores personales y ambientales.

¿Hay que protegerse, ya no sólo en la playa, sino también en el día a día en la ciudad?

La recomendación por parte de los dermatólogos en este sentido es clara. Es recomendable llevar a cabo las medidas de protección solar durante todo el año, no solo en los meses de verano. La exposición solar crónica que es aquella que recibimos a lo largo de todo el año es un factor de riesgo demostrado frente a diferentes tipos de cáncer de piel y juega un papel fundamental en el proceso de fotoenvejecimiento cutáneo.

¿Qué problemas o enfermedades puede provocarnos una exposición al sol mal controlada?

Está demostrado que la exposición solar aguda al sol está en relación con el cáncer cutáneo más temido, que es el melanoma. Los pacientes con quemaduras solares repetidas desde la infancia constituyen riesgo de melanoma. Aquellos pacientes con exposiciones crónicas, aunque menos intensas, tienen mayor riesgo de otro tipo de cáncer aún más frecuente que el melanoma, como es el carcinoma epidermoide y las lesiones precancerosas.

¿Afecta más a niños, adultos o ancianos? ¿Hay que prestarle especial interés en una franja de edad determinada?

El cáncer de piel puede aparecer a cualquier edad, aunque en niños es muy poco frecuente. El melanoma tiene máxima incidencia en la edad adulta y el resto de cánceres cutáneos es más de edades avanzadas, aunque cada vez vemos a pacientes más jóvenes con este tipo de patología.

¿Es cierto que una piel más oscura debe protegerse menos que una piel más clara?

La melanina, que es el pigmento cutáneo que le da el color a la piel, es una pantalla natural contra la radiación ultravioleta. Si la persona es más morena, estará más protegida, mientras que si es de piel clara, la radiación se frenará menos provocando mayor daño en las células de la epidermis, especialmente en los queratinocitos y en los melanocitos.

¿Cuál es la mejor prevención?

La mejor prevención es inculcar a la población desde la infancia en qué medida la exposición solar indiscriminada puede dañar la piel y cuáles son los métodos de protección solar adecuados. Todas las campañas y el desarrollo de una cultura de respeto al sol son necesarias para prevenir el cáncer de piel.

¿Cuándo hay que consultar al especialista y con qué frecuencia?

Depende de varios factores, como el tipo de piel, la existencia de antecedentes familiares de cáncer de piel y la presencia de muchos lunares (nevus). Las personas con alguno de estos factores de riesgo deben consultar al Dermatólogo con frecuencia variable, aunque en general las revisiones anuales son suficientes. También hay que insistir a estos pacientes que la autoexploración de su piel puede ser útil, sobre todo a la hora de valorar posibles cambios en sus lunares o manchas cutáneas.

¿Son recomendables los aceites y cremas autobronceadoras que incluyen factores de protección?

Los productos autobronceadores son todos aquellos que “colorean” la superficie de la piel, dando un aspecto bronceado, sin necesidad de exposición solar. Estos productos no son perjudiciales para la piel y pueden ser una buena alternativa para aquellas personas que buscan un tono de color algo mayor en los meses de verano sin perjudicar su salud.

¿Y los tratamientos con rayos UVA?

Los dermatólogos somos totalmente contrarios al uso de cabinas de radiación ultravioleta para conseguir un bronceado rápido. Existen distintos motivos como el envejecimiento cutáneo, la aparición de manchas solares, o de las llamadas queratosis solares que son lesiones precancerosas, hasta lo más grave, el riesgo de cáncer cutáneo tanto melanoma como no melanoma.

¿Cómo tenemos que actuar si nos “quemamos”?

La quemadura solar es un traumatismo severo para la piel y por lo tanto hay que darle la importancia que tiene y no banalizarla como suele suceder habitualmente. Lo importante sería evitarla, o al menos evitar que se produzca cada año. El tratamiento es conservador, con aplicación de compresas frescas, cremas emolientes y calmantes, reposo, no exponerse al sol, y en algún caso antiinflamatorios.

¿Hay alimentos o hábitos que nos ayudan a cuidar la piel?

La piel es un verdadero órgano, que tiene una gran importancia, y que además tiene una gran sensibilidad dado que se encuentra en íntima relación con el medio ambiente, lo que la hace especialmente sensible a agresiones externas de todo tipo. Una higiene adecuada, una alimentación equilibrada, un estilo de vida saludable y un buen estado de salud tanto físico como mental nos hace tener una piel asimismo más saludable. Todo lo contrario, puede dar lugar a alteraciones cutáneas y desequilibrios que repercuten en la salud no sólo de la piel sino del resto de órganos y sistemas del cuerpo humano.

¿Cuáles son los parámetros en los que debe basarse la lucha contra el cáncer de piel?

En primer lugar, reconocer aquellas lesiones cutáneas que pueden ser precursoras de un cáncer cutáneo o ser ya un cáncer en estadios aún tempranos. Como tantos otros cánceres, en sus inicios este puede ser curable. Por eso, las revisiones periódicas a los dermatólogos son de gran utilidad sobre todo para personas de riesgo, como son las que tienen antecedentes personales o familiares de cáncer cutáneo, las que tienen muchas pecas o lunares, y las personas de piel clara que “siempre se queman y nunca se broncean”.

También es de importancia capital la educación sanitaria desde las escuelas, sobre qué es el cáncer de piel, cómo se previene y cuáles son las medidas de protección solar.      

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