¿Qué son los nevus (lunares)?
Los nevus (lunares) son tumores cutáneos benignos que derivan de unas células de la piel conocidas como melanocitos. Estas células sintetizan la melanina que es un pigmento oscuro que se distribuye uniformemente por toda la piel actuando como nuestro fotoprotector habitual y le proporciona un color más o menos oscuro. De esta manera se producen las diferencias existentes entre los distintos tipos de color de la especie humana.
La presencia de un mayor o menor número de lunares en nuestra piel depende de varios factores como la exposición solar o la carga genética del individuo. Aunque pueden aparecer en cualquier localización de la piel o mucosas, se localizan con mayor frecuencia en el tronco.
Existen distintos tipos de nevus con características clínicas diferenciales, la mayoría de ellos benignos a lo largo de toda la vida, pero otros con pronóstico diferente por lo que la conducta a adoptar será completamente distinta. Por ello la consulta al dermatólogo es esencial al ser el profesional más capacitado para el diagnóstico de este tipo de lesiones. Así, desde el punto de vista clínico, lo más importante para el dermatólogo es diferenciar los nevus benignos del melanoma.
¿Qué es el melanoma?
El melanoma es el cáncer de piel que más mortalidad provoca en el mundo y su incidencia está en aumento durante las últimas décadas, pasando en pocos años de ser un tumor relativamente infrecuente a uno de los más prevalentes en ambos sexos. Una de las principales causas del aumento de frecuencia son las modificaciones en los hábitos de exposición solar que se han producido en las últimas décadas. El melanoma puede aparecer de un lunar antiguo, de un lunar de nacimiento (nevus congénito), o bien directamente sobre piel aparentemente sana.
El melanoma es un tumor maligno que deriva del melanocito y que puede presentarse clínicamente de distintas formas. Siempre recordamos a nuestros pacientes la clásica regla del ABCDE para reconocer las lesiones sospechosas. Generalmente son lesiones asimétricas (A), de bordes irregulares (B), distintos tipos y tonos de color (C), diámetro mayor de 5 mm (D) y son lesiones en las que se aprecia una evolución, es decir que cambian en semanas o meses. El diagnóstico y tratamiento precoz condiciona un pronóstico bien distinto como ocurre en todos los tipos de cáncer.
Actualmente disponemos de tecnología (dermatoscopia digital con sistema FotoFinder) en la que podemos observar estructuras internas de las lesiones pigmentadas, no visibles al ojo humano, que nos permite estudiar más a fondo este tipo de lunares para diferenciar si son benignos o malignos. Además, estos sistemas nos permiten realizar de forma fiable el seguimiento de personas que presentan gran cantidad de lunares o aquellos que tienen antecedentes familiares de melanoma.
Para cualquier duda solicita consulta con la Unidad de Dermatología