La atopía es una condición especial de la piel que se caracteriza por una hiperreactividad cutánea frente a una amplia variedad de factores. La dermatitis atópica es una enfermedad cutánea extremadamente frecuente y que se manifiesta sobre todo en la infancia.
En muchas ocasiones es confundida con una alergia infantil. En realidad la mayoría de los pacientes atópicos no son alérgicos realmente a ningún componente externo, sino que responden de una forma exagerada a estímulos habituales que no supondrían ningún problema a una piel no atópica.
Un correcto cuidado de la piel atópica de nuestros hijos mejora sensiblemente su calidad de vida. Por esta razón, debemos conocer qué circunstancias individuales pueden afectar a este tipo de pieles.
¿En qué consiste la dermatitis atópica?
La dermatitis atópica se caracteriza fundamentalmente por brotes de picor y aparición de eccemas en la piel. La gravedad de la misma depende de cada persona y suele empeorar en los meses fríos. Los dermatólogos disponemos de diferentes tratamientos para tratar cada una de las fases de la enfermedad, así como medidas generales para el cuidado de la piel que proponemos para los momentos del año en el que no están presentas las lesiones.
¿Qué provoca la dermatitis atópica?
Durante las últimas décadas se han producido cambios en el estilo de vida y migraciones poblacionales del campo a las ciudades, lo que conlleva una menor exposición durante los primeros años de la vida a una serie de alérgenos naturales. Por ello, no se desarrolla la tolerancia natural a una serie de agresiones externas, lo que hace que la piel de estos individuos termine por reaccionar de forma exagerada frente a estos estímulos. Se produce una reacción exagerada frente a un estímulo que puede ser de baja intensidad.
Siempre pensamos en la piel atópica como una piel seca; en realidad se manifiesta de esta manera, pero el problema es más estructural. Es una piel que carece de determinadas estructuras que la hacen más resistente frente a las agresiones externas, junto con un sistema inmunológico “especial” que también actúa en ocasiones de forma descontrolada. Esto conlleva a la aparición de eccemas, picor y una mayor tendencia a adquirir determinadas infecciones.
La importancia de visitar al dermatólogo para investigar el estado de la piel de los pacientes atópicos es importante, ya que no podemos quedarnos sólo con el concepto de que la piel está seca y necesita tan solo que la hidratemos. De esta manera sólo conseguiremos que aumente el grado de severidad de una enfermedad dejada sin tratamiento a su libre evolución.
¿Qué cuidados debe tener una piel atópica?
- Hidratar la piel a diario. Las personas atópicas tienden a la piel seca (xerosis) y ésta al picor y al rascado.
- Usar cremas hidratantes sin perfume e hipoalergénicas.
- Mejor duchas rápidas que baños largos, y con agua no demasiado caliente.
- Usar geles suaves sin detergentes (que no hagan espuma) y sin perfume.No frotar excesivamente la piel, ni al lavarla ni al secarla.
- Usar ropas ligeras de algodón, ya que las personas atópicas son intolerantes a la lana y fibras sintéticas. Los niños atópicos utilizan la expresión “esto no me lo pongo porque me pica” al contacto con lana o algunos tejidos que no son de algodón.
- Humidificar el ambiente de la casa, y regular bien el sistema de calefacción, ya que el clima seco aumenta la sequedad en la piel. Por eso, y porque en invierno el clima es más seco, sumado al efecto de la calefacción y el hecho de ir más abrigados es, en esta época del año, cuando son más frecuentes los brotes de dermatitis atópica.
Para cualquier duda solicita consulta con la Unidad de Dermatología