Las alteraciones de la pigmentación de la piel son un motivo frecuente de consulta dermatológica. Son muchas las circunstancias que pueden provocar un aumento en la pigmentación o disminución de la misma, dando lugar a la aparición de manchas blancas en la piel.
La principal causa de las alteraciones de la pigmentación de la piel es la exposición solar. Existen otras muchas causas implicadas como enfermedades internas, toma de determinados medicamentos e incluso enfermedades genéticas. Es por ello que se hace necesaria una valoración exhaustiva por parte del dermatólogo.
Entre los trastornos de la pigmentación cutánea encontramos los léntigos solares, que son manchas de pequeño tamaño que aparecen en zonas de exposición solar como la cara, escote o el dorso de las manos. Además del factor solar en el desencadenamiento de las lesiones influye la predisposición genética, existiendo familias con gran tendencia a los léntigos. A pesar de que también se les conoce con el nombre de léntigos seniles, lo cierto es que un porcentaje importante de los mismos pueden aparecer en edades medias de la vida o incluso en más jóvenes. Actualmente disponemos de diferentes tratamientos, sobre todo láser, para eliminar este tipo de manchas.
El melasma, se caracteriza por el oscurecimiento de la piel de la cara, sobre todo de las mejillas, frente y labio superior. Es más frecuente en mujeres y tiene un importante componente hormonal, como el embarazo o la toma de anticonceptivos. El tratamiento de este tipo de mancha depende de la profundidad de la misma. Se utilizan sobre todo peelings.
Un ejemplo de manchas blancas es el vitíligo . Esta enfermedad se caracteriza por la despigmentación progresiva de la piel. Las manchas blancas se localizan preferentemente alrededor de los orificios corporales, como la boca, los ojos; o en zonas de extensión, como los codos o las rodillas.
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