Acné

El acné es una de las enfermedades clásicas en dermatología. En mayor o menor medida afecta al 100 % de la población en algún momento de la vida. Aunque es un proceso propio de adolescentes, cada vez más observamos un mayor número de casos en personas adultas, sobre todo mujeres por encima de los 21 años.

Actualmente disponemos de una gran variedad de tratamientos destinados a corregir las lesiones que aparecen como consecuencia del acné. Pero también con tratamientos para prevenir la aparición de cicatrices antiestéticas en zonas tan visibles como la cara y en un momento de la vida en el que cobra una gran relevancia el aspecto personal como forma de relación con los demás.

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Acné

En el acné se afectan los folículos pilosos y las glándulas sebáceas, participando en su causa distintos factores que lo predispone, siendo el factor hormonal (androgénos) el más importante. Desde el punto de vista clínico, el acné se puede manifestar de diversas formas, de ahí que muchas veces nos refiramos a él como acné polimorfo, en el que coexisten distintas lesiones, tales como comedones abiertos (espinillas), microquistes, pápulas o pústulas. Existen formas más severas tales como el acné nódulo-quístico, conglobata o fulminans, que precisan medidas higiénicas y terapéuticas distintas.

¿Cuáles son las principales formas de acné?

  • Acné juvenil: es el tipo más frecuente. Suele comenzar a partir de los 11-12 años coincidiendo con las primeras descargas hormonales. El papel de las hormonas llamadas andrógenos es muy importante en la etiología del acné. Es por ello por lo que la adolescencia es la edad en la que es más frecuente este proceso.
  • Acné de las pieles adultas: con frecuencia se ven personas adultas con tendencia acnéica o brotes de acné. Las disfunciones hormonales, el uso de cremas que pueden obstruir los folículos pilosebáceos o la toma de algunos medicamentos pueden ser responsables de este tipo de acné tardío.

¿Qué es la Isotretinoína y cómo se utiliza para el acné?

La isotretinoína es un medicamento derivado de la vitamina A que actúa sobre las glándulas sebáceas, disminuyendo su tamaño y frenando la producción de sebo. Conocido popularmente como “Roacután”, por ser este nombre comercial el primero que apareció en el mercado, ha supuesto una verdadera revolución en el tratamiento del acné. Su indicación principal es el acné nódulo-quístico y otras formas graves de acné, pero la experiencia del dermatólogo con años prescribiéndolo, ha dado lugar a que se emplee cada vez más en otros tipos de acné menos severo, en el que la cronicidad, la rebeldía del proceso o la tendencia cicatricial lo justifique.

La isotretinoína actúa principalmente en la piel por lo que su efecto secundario más frecuente en la sequedad de piel y mucosas, especialmente de la cara y los labios. Para nosotros, los dermatólogos, la principal contraindicación del tratamiento es el embarazo. Contraindicado en absoluto en mujeres embarazadas y hasta un mes después de suspendido el fármaco, ya que tiene efectos teratógenos sobre el feto. De ahí la necesidad de adoptar medidas contraceptivas seguras en mujeres en edad fértil. Es importante también controlar distintos parámetros analíticos durante el tratamiento con isotretinoína.

A pesar de todo lo anterior, y de que a nivel popular la isotretinoína posee una cierta leyenda negra, el tratamiento es, si está bien controlado por el dermatólogo, con gran diferencia, el más eficaz de los tratamientos para el acné, habiendo supuesto su descubrimiento y comercialización uno de los avances médicos más importantes de las últimas décadas.

¿Cuáles son las principales secuelas del acné y cómo podemos tratarlas?

Podemos resumirlas en dos: cicatrices y manchas.

Como hemos comentado anteriormente, hoy en día disponemos de diferentes tratamientos para tratar el acné en etapas precoces evitando la aparición de estas lesiones residuales indeseables. Entre los tratamientos más utilizados encontramos los siguientes:

  • Láseres Fraccionales: este tipo de tecnología consigue remodelar la superficie de la piel a través del microfraccionamiento del haz de luz que emite el láser en múltiples micropuntos. Estas “microfracciones” de láser penetran hasta la capa media de la piel, estimulando la formación de colágeno y otras estructuras que mejoran la textura y calidad de la piel tratada. Este tipo de tratamientos actúan sobre todas las secuelas derivadas del acné, tanto cicatrices como las pigmentaciones.
  • Peelings: La eliminación de las capas superficiales de la piel mediante la aplicación de una serie de sustancias tópicas consigue mejorar el aspecto de la piel que ha sufrido de acné. Los diferentes tipos de peeling se seleccionan en función de la piel del paciente y de lo que se desea corregir.
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